Elsa, presidenta del Grupo Ruiz, y su esposo perdieron a su hijo biológico, David, cuando era pequeño. A lo largo de los años, volcaron todo su amor en su hijo adoptivo, Javier. Incluso después de que David regresara, Elsa siguió favoreciendo a Javier y le cedió la herencia del grupo. Sin embargo, nunca imaginó que Javier intentaría matarla. En ese momento, al borde de la muerte, Elsa finalmente vio la verdadera naturaleza de Javier. Hizo un juramento: si tuviera una segunda oportunidad, repararía el daño hecho a su hijo biológico y revelaría el verdadero rostro de su hijo adoptivo. Su deseo se cumplió: Elsa despertó tres años atrás. Esta vez, no iba a dejar que nada se interpusiera en su camino para cumplir su promesa.