Paisley Jenkins, corresponsal de guerra, renunció a su carrera para ser ama de casa después de casarse y tener una hija. Diez años después, su esposo Lucas regala la cámara de su difunta madre a su "hermanita" Sofía. Paisley descubre que Lucas y Sofía tienen una relación ambigua, y su hija Anna la idolatra. Destrozada, solicita regresar a la guerra. Su director advierte: "Los corresponsales de guerra se quedan hasta el final", insinuando que podría no volver viva. Paisley pide el divorcio, pero Lucas lo descarta.