Durante cinco años, Mónica Castro mantuvo un amor secreto con el capitán, Rafael Pérez. Renunció a su oportunidad de ascender a capitana, conformándose con ser su copiloto todo ese tiempo. Pero al descubrir que él seguía ligado a su primer amor, rompió definitivamente la relación. Solicitó ascender de puesto, convirtiéndose en la primera mujer capitana del Grupo Celestial, eligiendo una ruta que jamás se cruzaría con la de Rafael.