Celia López nació en una zona pobre en una gran montaña. Por sus propios esfuerzos, fue aceptada en una universidad prestigiosa. Sin embargo, su papá mostraba clara preferencia por su hijo. No solo no planeó pagar su matrícula, incluso rompió la carta de admisión que había recibido. Para enviarla a la universidad, su mamá optó por ganar el dinero necesario vendiendo su sangre. Cinco años después, Celia se convirtió en una empresaria exitosa y quería ayudar a su pueblo, pero la gente la difamó, diciendo que era una prostituta. En realidad, ¡ella era la presidenta del Grupo Honores!
Las tres grandes sectas codiciaban el poder del sello de fuego, lo que llevó a la muerte de los padres de Alma. Antes de morir, su padre selló el poder del sello en el cuerpo de Alma. Gravemente herida, fue llevada por su primo Juan a la Secta Montaña, donde fue rechazada por el maestro y los discípulos, viviendo en condiciones difíciles, gracias a la protección de Juan. Años después, el traidor Luis, junto con las tres grandes sectas, atacó la Secta Montaña para usurpar el puesto de maestro y robar el poder del sello de fuego. La secta estaba al borde de la extinción y Juan casi fue asesinado. Alma, al no poder soportarlo más, desató el poder del sello de fuego y convirtió la situación a su favor.
Durante cinco años, Mónica Castro mantuvo un amor secreto con el capitán, Rafael Pérez. Renunció a su oportunidad de ascender a capitana, conformándose con ser su copiloto todo ese tiempo. Pero al descubrir que él seguía ligado a su primer amor, rompió definitivamente la relación. Solicitó ascender de puesto, convirtiéndose en la primera mujer capitana del Grupo Celestial, eligiendo una ruta que jamás se cruzaría con la de Rafael.