

Gabriela básicamente no obtuvo calor de la familia nativa, en la que su padre biológico era parcial, su madrastra era despiadada, su hermanastra era cruel, quien robó a Diego. Diego, un hombre débil, queriendo disfrutar de 2 mujeres se expulsaron. Cuando Gabriela y Alto se encontraran por primera vez, se ayudaron mutuamente a resolver problemas, lo que permitía enterrar raíces profundas en el corazón de ambos. Después Gabriela salvó a Alberto, el abuelo de Alto, pero Alto no lo sabía. Por orden de Rodrigo, su padre, Gabriela volvió a casa, y fue insultada indiscriminadamente por Rodrigo y Ana, su madrastra, porque Marta calculó el asunto de ella y Diego en la cabeza de Gabriela. Dijeron que afectaría el compromiso de boda con la familia Herrera, de cualquier manera, Gabriela debía casarse. Pero ella no quería, por eso fue insultada por la familia López y la familia Herrera. Resultando que Marta y López se compretieron, Gabriela directamente sacudió sus cosas ante todos, y ellos se convirtieron en el hazmerreír de todos.

Un plan que llevaba años en marcha. Una vida que nunca le perteneció. Inés, la hija mayor de la familia Vargas —la familia más rica y poderosa del país—, fue intercambiada al nacer por la hija de una sirvienta. Desde ese momento, su destino cambió por completo. La que debía crecer como una princesa, terminó siendo criada como empleada. Y la hija de la sirvienta, que debía tener una vida humilde, fue tratada como la heredera perfecta. Años después, sin saber la verdad, Inés salva por casualidad a su verdadera madre, Elena. Elena queda tan impresionada que la lleva a vivir con los Vargas. Pero Emma, la sirvienta que escondió el secreto, teme que todo se descubra. Su hija Elsa también sabe la verdad, y ambas, por miedo a perderlo todo, se alían con Fidel —el esposo de Elena— para acabar con Inés. Entre mentiras, veneno y traiciones, logran que Elena desconfíe de su propia hija. Pero Inés no está sola. Diego, el hijo adoptivo de los Vargas, cree en ella y la ayuda a buscar la verdad. Y mientras se enfrentan juntos a tanta oscuridad… nace el amor.

Violeta Ruiz es una guardaespaldas que se especializa en ofrecer servicios a las víctimas de violencia doméstica. Ha estado en el negocio durante cinco años y nunca ha perdido un caso. Tras una cita a ciegas con el destacado abogado de la ciudad, Marco Sánchez, se casaron rápidamente. Para evitar preocupaciones, Violeta ocultó su verdadera identidad en la cita. Su imagen inocente y despreocupada satisfizo al padre e hijo, excepto a su suegra, Rosa García, quien constantemente mostraba su preocupación por la llegada de Violeta y le aconsejaba en varias ocasiones que abandonara la familia Sánchez. Sin embargo, Violeta comenzó a notar varias anomalías en esta familia, como las heridas inexplicables de Rosa y la mirada llena de miedo de ella y de Dora, la hija de Marco. Justo cuando la familia quiso imponerle las reglas, se dio cuenta de la tendencia genética a la violencia doméstica de esta familia. Rosa, la mamá de Dora, e incluso Dora, han sido víctimas de la violencia. Marco solo aparentaba ser un hombre educado, pero en realidad es un despreciable que disfruta de la violencia. Para ayudar a Rosa y a Dora a liberarse de este infierno, Violeta continuaba ocultando su identidad y se quedaba al lado de Marco para obtener pruebas de su abuso. Al final, Violeta logró la custodia de Dora.