¡Anna fue traicionada por su hermana y su prometido! En un momento de intensa emoción, se casa inesperadamente con un magnate empresarial, iniciando así una racha de éxitos. ¡Destroza a los traidores y funda su propia empresa! Lo que se llevaron de mí, tendrán que devolvérmelo; lo que tomaron de mí, tendrán que restituirlo. Cuando ella fue acosada, él apareció de la nada para protegerla. Cuando fue oprimida por su familia, él eliminó todos los obstáculos. El ex-prometido se arrepiente y ruega de rodillas por una reconciliación, pero el hombre lo despacha de un puntapié. "A quien se atreva a tocar a mi mujer, ¡lo pagarán con su vida!" El hombre lo proclama con total dominio.
"Por pura casualidad, Tessa, una enfermera de urgencias, le salvó la vida a Victor, un jefe de la mafia tan peligroso como seductor. Pero en lugar de agradecerle, él la marcó como su objetivo. Victor la acorraló poco a poco, mientras ella huía por su vida... hasta que el destino le arrebató su última esperanza: su hermano estaba muriéndose, y las facturas médicas eran una losa. Entonces, él frunció sus ojos fríos y escupió: —""Sé mi mujer y yo lo salvo."" Ella firmó el contrato matrimonial bajo presión. Rechazaba su mundo criminal, pero se dejó arrastrar por su protección y ternura. Hasta que descubrió que el hombre misterioso que la rescató aquella noche lluviosa cinco años atrás... era él. Y entonces, la línea entre el odio y el amor... se desmoronó."
Hace seis años—— Luz Soto era la hija caprichosa y mimada de una familia adinerada. Sebastián Rivera era un joven talentoso e inocente de una familia humilde. Seis años después—— Luz Soto es una humilde madre soltera que lucha por llegar a fin de mes. Sebastián Rivera es una influyente figura que aparece en la Revista Forbes con una riqueza sin parangón. Al volver a encontrarse, clavándole los ojos, le dijo: «Luz, gracias a ti me convertí en este Sebastián». Luz levantó la cabeza para contener las lágrimas y, sonriendo sin miedo, contestó: «Entonces, deberías darme las gracias. Si no fuera por mí, ¡habrías seguido siendo un pobretón sin futuro!». Después, Sebastián la arrinconó en una esquina y le dijo dolido y enojado: «Luz, ¿cómo te atreves a casarte con otro hombre y tener hijos?». Más tarde, ella saltó hacia las profundidades del océano y dijo: «Sebastián, te pagaré con mi vida. Ya no te debo nada». A continuación, Sebastián se volvió loco buscándola. No podía ser alguien con una voz parecida, con una apariencia similar o con una personalidad semejante. Tenía que ser ella. Solo podía ser ella. Y dijo: «Luz, vuelve. Estoy dispuesto a tropezar con la misma piedra, pero, esta vez, puedes matarme si quieres».